Un año más la celebración de la tradicional festividad de la Virgen del Carmen, se extiende por las calles y barrios de Melilla que están más cercanos al mar.
Las actividades que contaron una gran participación ciudadana ha constado de una misa en la parroquia castrense seguida de una procesión hasta la Plaza de los Pescadores.
La tradicional actividad pesquera de Melilla hasta los años 80 del siglo pasado, que desapareció debido a la entrada de España en la Unión Europea y la ausencia de aguas territoriales para la ciudad autónoma, ha logrado mantener su esencia ritual y festiva a través de celebraciones como ésta que manifiestan el pasado pesquero melillense.
Durante la procesión, se realizó una ofrenda floral en honor a los marineros y pescadores que han perdido la vida en el mar. Asimismo, se recitó la Salve Marinera en un gesto de respeto y devoción hacia aquellos que se dedican a la vida marítima. La procesión concluyó con el regreso a la Iglesia.
El desfile de los tradicionales cabezudos desde el jueves hasta el domingo aportaron el toque festivo a la celebración que culminó el sábado La Gran Verbena en la calle Teniente Casaña (Corea-Tradicional barrio pesquero) y contó con la participación destacada de ‘Los Soniketes’, quienes ofrecieron un espectáculo musical enérgico y divertido. Durante esta verbena, se entregaron trofeos de diferentes campeonatos, reconociendo los logros deportivos de la comunidad.
El programa de actividades se prolongó hasta el domingo. Por la mañana, los cabezudos salieron de nuevo por las calles del barrio , mientras que desde las 12 hasta las 17 horas se organizaron juegos y actividades acuáticas para los niños, proporcionándoles una experiencia lúdica y refrescante en un entorno seguro y supervisado.
A las 17 horas comenzó el punto culminante de la festividad: la solemne procesión de Ntra. Señora del Carmen desde la Asociación del Hipódromo hasta la Iglesia de San Agustín. Allí, a las 18 horas, se celebró la Santa Misa en honor a la Virgen.
Posteriormente, la imagen de la Virgen fue llevada a la playa para realizar su tradicional travesía por el mar, simbolizando su protección y bendición a los marineros. El recorrido se desarrolló de nuevo por el antiguo barrio marinero de Corea, finalizando cuando la Virgen regresó a la Asociación, en un gesto de gratitud y recogimiento.