Los Festejos Patronales, o la más popularmente conocida, como Feria de Melilla, tiene su origen en el año 1571, pues fue a partir de entonces cuando se tiene por Patrona a Nuestra Señora la Virgen de la Victoria.
Según cuentan las crónicas, pocos años después de la batalla de Lepanto, la imagen de la Virgen de la Victoria llegó a Melilla en un barco procedente de Sanlúcar de Barrameda. Aparentemente la talla iba a ser enviada a las colonias españolas de América, pero un temporal impidió que el barco que transportaba la imagen se alejara hacia el Nuevo Mundo. Por esta razón la imagen se quedó en la ciudad de Melilla en torno al año 1571 aunque no fue hasta el 3 de febrero de 1756 cuando el rey Fernando VI de España ratificó el patronazgo de la Virgen de la Victoria sobre la ciudad de Melilla.
La celebración de la feria según el formato que tiene hoy en día no ocurre hasta el año 1903 cuando la Junta de Arbitrios encargó a los numerosos periodistas que cubrían las campañas en Marruecos organizaran los primeros grandes festejos patronales de la ciudad.
De un emplazamiento que originalmente estaba en Avenida General Macías y las callejuelas adyacentes del Barrio del Mantelete, en 1905 las autoridades decidieron trasladar la feria al Parque Hernández y la Plaza de España donde permaneció hasta su traslado a la explanada de San Lorenzo en 2008.
Tradicionalmente desde San Juan y a lo largo de todo el verano los distintos barrios celebraban sus propias verbenas con casetas y atracciones pero desde los años 60 del siglo pasado fueron desapareciendo paulatinamente hasta principios de los 90, cuando todo el despliegue se concentró en la «feria del centro» y los eventos y actos con la Patrona.
El carácter de la feria tiene un aire típicamente andaluz, dispone casetas públicas y privadas, decoradas con farolillos y en las que se sirven platos que orbitan a ambos lados del Estrecho, desde pinchitos a la brasa, hasta pescados y mariscos fritos, guisos, cous-cous, pollos y patatas asadas y dulces.
En cuanto a la indumentaria, los trajes de flamenca son los más comunes que llenan de volantes y peinetas las calles del ferial, reservándose el traje melillense para la procesión de la patrona y algún otro acto puntual.
La procesión de la patrona tiene lugar el 8 de septiembre, patrona coronada y alcaldesa perpetua de Melilla, que sale de la Iglesia del Sagrado Corazón recorriendo las calles del centro de la ciudad. La procesión de 2023 ha sido especialmente emotiva ya que se han cumplido los 75 años de la coronación canónica de la Virgen de la Victoria.
Autoridades civiles y militares acompañan a la patrona, con representantes de las casas de Melilla en la península y el vicario episcopal. La participación en los actos religiosos y procesión de la patrona, viene organizada a instancias de los poderes públicos de la Ciudad Autónoma a través del área de protocolo de la Consejería de Presidencia, Administración Pública e Igualdad y de la Vicaría territorial de Melilla que depende de la Archidiócesis de Málaga. La prelación de participante y autoridades de la procesión de la Virgen de la Victoria en septiembre de 2024 fue la siguiente:
Excmo. Sr. D. Juan José Imbroda Ortiz – Presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla
Excmo. Sr. D. Miguel Marín Cobos – Vicepresidente 1º del Consejo de Gobierno y Consejero de Economía, Comercio, Innovación Tecnológica, Turismo y de Fomento
Excma. Sra.Dª Fadela Mohatar Maanan – Vicepresidenta 2ª del Consejo de Gobierno, Portavoz del Consejo de Gobierno y Consejera de Cultura, Patrimonio Cultural y del Mayor
Excmo. Sr. D. Daniel Ventura Rizo – Vicepresidente 3º del Consejo de Gobierno y Consejero de Medioambiente y naturaleza
Excmo. Sr. D. José Bienvenido Ronda Inglés – Consejero de Seguridad Ciudadana
Excmo. Sr. D. Daniel Conesa Mínguez – Consejero de Hacienda
Excma. Sra. Dª Marta Victoria Fernández de Castro Ruiz – Consejera de Presidencia, Administración Pública e Igualdad
Excma. Sra. Dª Randa Mohamed El Aoula – Consejera de Políticas Sociales y Salud Pública
Excmo. Sr. D. Miguel Ángel Fernández Bonnemaison- Consejero de Educación, Juventud y Deportes
Excma. Sra.Dª María José Aguilar Silveti – Vicepresidenta 1ª de la Asamblea
Excmo. Sr. D. Rachid Bussian Mohamed – Vicepresidente 2º de la Asamblea
Ilma. Sra. Dª Nasera Al-Lal Mohamed Viceconsejera de Movimiento Participativo
Ilma. Sra. Dª Fadwa Abelhadj Benlafki- Viceconsejera de Igualdad y Mujer
Ilmo. Sr. D. Francisco Villena Hernández – Viceconsejero de Medio Ambiente
Ilmo. Sr. D. Jesús Manuel Romero Imbroda Delegado de Universidades
Ilma. Sra. Dª Dunia Al-Mansouri Umpierrez – Diputada
Ilmo. Sra. Dª MªCecilia Gonzalez Casas – Diputada
Ilma. Sra. Dª Fátima Mohamed Kaddur – Diputada
Ilmo. Sr. D. Emilio Guerra Muñoz – Diputado
Ilma. Sra. Dª Francisca Ángeles Garcia Maeso – Diputada
Ilmo. Sra. Dª Elena Fernandez Treviño – Diputada
Ilmo. Sr. D. Rafael Robles Reina – Diputado
Ilmo. Sr. D. José Miguel Tasende Souto – Diputado
Ilmo. Sr. D. Javier Da Costa Solís – Diputado
Ilmo. Sr. D. Amin Azmani Mohamed – Diputado
Sra. Dª. Esther Donoso García-Sacristán – Presidenta de Proyecto Melilla
Sr. D. Francisco José Díaz García – Presidente de la Fundación Melilla Monumental
Sr. D. Sebastián Alarcón Valles – Presidente de INMUSA
Sr. D. Hassan Driss Buyemaa – Presidente de ENVISMESA
Pese a las polémicas y ausencia en algunas ediciones de la feria, los festejos taurinos siempre han acompañado a los festejos patronales desde principios del siglo XX, que desde 1947 tienen lugar en la plaza de toros, de estilo neobarroco, que fue bautizada como la «mezquita del toreo» y que redunda en la afirmación del carácter andaluz y sureño de las celebraciones de las fiestas patronales en nuestra ciudad.
PROGRAMA DE LA FERIA DE MELILLA 2024
La Feria de Melilla comienza semanas antes con la anunciación del programa, un momento que genera expectación entre los melillenses y visitantes. En esta edición de 2024, dicho anuncio se realizó a principios de agosto, marcando el inicio simbólico de los preparativos. Tras esta anunciación, los trabajos en el recinto ferial arrancaron el 15 de agosto con el montaje de las casetas, la instalación de atracciones y la preparación de la iluminación especial, transformando el espacio en el epicentro festivo de la ciudad.
El 31 de agosto, día de la inauguración oficial, el recinto ferial abrió sus puertas con un acto protocolario que incluyó el corte de cinta por las autoridades locales, acompañado de un espectáculo de fuegos artificiales que iluminó la noche y dio comienzo formal a la semana festiva. Esa misma noche, se celebró el primer concierto en el escenario principal, un evento que marcó el inicio de una serie de actuaciones musicales durante toda la feria.
El domingo 1 de septiembre tuvo lugar la misa rociera en la iglesia del Sagrado Corazón, un acto cargado de emotividad que reunió a los fieles para celebrar en comunidad. Este mismo día también se celebraron actuaciones de grupos rocieros en distintos puntos del recinto, manteniendo vivo el espíritu de la tradición.
A lo largo de la semana, se llevaron a cabo una variedad de actividades. El miércoles 4 de septiembre se celebró el Día de la Tapa, una iniciativa que promovió la gastronomía local en las casetas y fomentó la convivencia. El jueves 5 fue el Día del Niño, con descuentos en las atracciones y actividades inclusivas diseñadas para las familias.
El sábado 7 de septiembre, la procesión en honor a Nuestra Señora de la Victoria tomó el protagonismo. Esta tradición, que se celebra cada año, recorrió las calles de Melilla acompañada de fieles y devotos que rindieron homenaje a la patrona de la ciudad. La noche continuó con conciertos y eventos en el recinto ferial, atrayendo a personas de todas las edades.
Finalmente, el domingo 8 de septiembre marcó el cierre de la feria. Las casetas y atracciones comenzaron a despedirse del público, mientras los eventos finales ofrecían una última oportunidad para disfrutar del ambiente festivo. Este día fue una combinación de nostalgia y alegría, reflejando el éxito de una semana en la que tradición, cultura y diversión se entrelazaron para celebrar la identidad melillense.
EL CULTO Y LA DEVOCIÓN DE MELILLA A SU PATRONA LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA VICTORIA
El 7 de octubre de 1571 el Papa San Pío V instituyó la fiesta en honor de Nuestra Señora de las Victorias, para conmemorar el triunfo de las tropas cristianas en la batalla naval de Lepanto, triunfo que supuso salvarle a Europa su propia identidad religiosa y cultural de lo que pudo haber sido su ruina si las tropas turcas hubiesen ganado. Al interpretar el Pontífice la victoria como un don obtenido por mediación de la Santísima Virgen, que escuchó a sus hijos que la invocaban rezando el santo rosario, con el paso del tiempo la advocación “Nuestra Señora del Rosario”, desplazó a la original, “Nuestra Señora de las Victorias”, no así en aquellos lugares en que arraigó muy pronto esta devoción, como sucedió en Melilla.
En efecto, solo unos años después de Lepanto ya se edificó en Melilla una ermita dedicada a Nuestra Señora de la Victoria, cuya talla había embarcado en Sanlúcar de Barrameda con destino a las colonias de América, pero un temporal hizo que la embarcación que la llevaba virase a estas costas, quedando aquí para siempre.
El emplazamiento céntrico de la ermita, dentro del segundo recinto Amurallado de la ciudad, indicaba la atención y veneración que se dedicaba a su Titular, y cuando por razones de estrategia militar hubo que demoler dicha ermita, la presión popular hizo que se reedificara una segunda en 1604, y una tercera en 1720. Es en 1741 cuando la Imagen pasa al altar mayor de la Parroquia de la Purísima Concepción.
El culto y la devoción han sido constantes y existen datos documentales sobre los mismos. En 1656 hay constancia, como demuestra Fernández de Castro1, que se venía celebrando en honor de la Santísima Virgen de la Victoria una misa sabatina. El 26 de enero de 1703 fue sustituida la fanega de trigo con que se dotaba a la Imagen para que se sufragaran sus cultos, “por una ración ordinaria de soldado, cada día en cada año” suma que administraban los Vicarios de la Purísima con libro de participaciones y devengos2
Este Culto iba acompañado del amor, tanto del pueblo sencillo, como de las autoridades y del estamento militar a Aquella que ocupó el corazón de los melillenses siendo consuelo en sus muchas necesidades. No olvidemos que Melilla, por su lejanía de la Península, por su entorno hostil que la mantenía en permanente asedio, pero, sobre todo, por el secular olvido de los gobernantes peninsulares, encontraba más apoyo que en los hombres, en Dios y en la Santísima Virgen de la Victoria, pues a Ella le debían la Victoria sobre epidemias y hambruna, sobre asedios por mar y por tierra; a Ella la invocaban las gentes de la mar y de las armas y Ella fue siempre Madre acogedora y atenta de sus hijos. Son muchas las maravillas que Dios ha realizado a lo largo de casi cinco siglos por intercesión de Santa María de la Victoria, y así lo documentan ilustres historiadores de esta Ciudad.
EL PATRONAZGO
Posiblemente fue aclamada Patrona de Melilla la Santísima Virgen de la Victoria en 1631, a raíz del intento de secuestro de la sagrada imagen, milagrosamente frustrado, como narra Estrada, aunque los ladrones consiguieron cortarle una mano a la imagen de la Virgen para robarle los anillos, junto con la corona y la del Niño Jesús. Los mismos melillenses que ofrecieron estas joyas como presentes de gratitud y devoción, las rescataron a cambio de su peso en moneda circulante.
Este Patronazgo reconocido inmemorialmente por vía de hecho, había que hacerlo oficial. Y fue en 1756 cuando el Alcaide y Justicia Mayor de la Ciudad D. Antonio de Villalba y Angulo elevó una súplica al rey Fernando VI para que se ratificara pública y solemnemente la proclamación de la Santísima Virgen de la Victoria como Patrona de Melilla. El documento llevaba el apoyo y firma de todas las autoridades civiles y militares, y de los personajes ilustres de la sociedad melillense de entonces. Tampoco faltó el consenso popular y así, el 3 de febrero de ese año de 1756 y en la llamada actualmente Plaza de los Aljibes, ante el vecindario y la guarnición, el Notario preguntó:
3 Cf. Fernández de Castro y Pedrera, Rafael, o.c.
Estrada y Paredes, Juan Antonio, Población general de España, historia cronológica, sus tropheos, blasones y conquistas heroycas, descripciones y sucesos que la adornan: en que se incluyen las islas adyacentes y presidios de África, escrita por el Pagador…., 1747, edición facsimilar a cargo del Ayuntamiento de Melilla y la Biblioteca Nacional, 1ª ed, mayo 1995. La obra la dedica el autor “A la Serenísima Madre del Verbo Encarnado Dios y Hombre verdadero, Reyna de Ángeles y Hombres, María Santísima Señora Nuestra, en su bella y milagrosa Imagen de la Victoria, Patrona de la Ciudad, Plaza y Presidio de Melilla”. En la pág. 541 del tomo 2º describe la imagen y la devoción que suscita en los melillenses.
4 Estrada, o.c. 541 ss.
“¿Promete y jura esta Plaza, sus naturales, moradores y vecinos, por sí y en nombre de sus familias, la perpetua firmeza del voto de Patrona a María Santísima Nuestra Madre y Señora de la Victoria, ratificando el antiguo nombramiento y legítima posesión en que está de este título, según y en el modo que queda expresado?
Sí, juramos”
Este “Sí juramos” del Pueblo de Melilla ha hecho posible que el día 8 de septiembre siga celebrando a su Patrona como lo ha venido haciendo a pesar de crisis políticas y sociales, guerras civiles y épocas de apatía religiosa.
La expresión máxima de esa veneración en el siglo XX fue la coronación canónica de la Sagrada Imagen, concedida por su Santidad Pío XII, en Breve de 13 de junio de 1948.
El 13 de junio de 1998, por acuerdo unánime del Pleno de la Ciudad Autónoma de Melilla se le otorga el título de “Alcaldesa Honoraria perpetua de Melilla”.
LA CONGREGACIÓN Y SUS ESTATUTOS
Ya en tiempos del Gobernador Velázquez y Angulo (1656) se venía celebrando una misa cada sábado en honor de María Santísima de la Victoria y a expensas de su cofradía. Y en una relación de 1656-1660 aparece la cofradía de la Virgen de la Victoria6.
Pero es en 1936 cuando el Superior de la Residencia de Frailes Menores Capuchinos, Fray Luis de Ausejo, solicita del Obispo de Málaga, Excmo. Sr. D. Balbino Santos y Olivera, por medio del Vicario Eclesiástico de Melilla D. Sebastián Carrasco, la aprobación de Estatutos para la Congregación Mariana de Nuestra Señora de la Victoria. Dichos Estatutos se aprueban el 26 de diciembre de 1936, constituyéndose la primera Junta el 3 de marzo de 1937.
El 13 de noviembre de 1991 la Casa de S.M. el Rey le otorga el título de “Real” a la Congregación. Un año después, el 8 de abril de 1992, teniendo en cuenta la vinculación de la Congregación con la Orden Capuchina, el Ministro Provincial de Andalucía de dicha Orden le da el título de “Franciscana”.
5 Fernández de Castro, o.c.pág. 28-31
6 Fernández de Castro, o.c. pág. 14
Las tradiciones mantenidas y representadas en la Feria de Melilla se transmiten usualmente de forma intra e intergeneracional a nivel familiar y comunitario; por un lado en el seno de las familiar se perpetúa la costumbre de asistir al recinto ferial con un carácter eminentemente celebrativo y lúdico, donde se comparten momentos de disensión y ocio con familiares y amigos en el contexto de las casetas del recinto ferial donde se comparten comidas, cenas y bailes, mientras que para los jóvenes y más pequeños la diversión se concentra más en la zona habilitada de las atracciones mecánicas conocidas popularmente como «los cacharritos».
La programación de conciertos y actuaciones musicales en la caseta municipal también goza de amplia aceptación y participación del conjunto de la sociedad melillense que normalmente programa solistas y conjuntos musicales que suelen estar de moda con las tendencias musicales del momento. En en el resto de casetas de titularidad privada (asociaciones de vecinos, deportivas, culturales y partidos políticos), las más grandes sobre todo, también programan actuaciones musicales, siendo en estos casos de corte más folclórico andaluz como rumbas o sevillanas.
DESARROLLO DE LAS FIESTAS PATRONALES DE MELILLA A LO LARGO DEL SIGLO XX. Fte. El Telegrama del Rif.
Respecto a la parte más festiva y participativa que suponen las fiestas patronales en honor de la Virgen de la Victoria, tenemos información constante en la prensa de la época a través del Telegrama del Rif que narran la evolución y desarrollo de los festejos a la par de la propia evolución poblacional y urbana de la ciudad de Melilla:
La evolución de la Feria de Melilla, celebrada en honor a la Virgen de la Victoria, refleja el proceso de transformación social y urbana de la ciudad a lo largo del siglo XX. A través de los textos del Telegrama del Rif, es posible identificar cambios en la estructura de los festejos, en la participación comunitaria y en la integración de nuevas actividades, consolidándose como un evento clave en la configuración del patrimonio cultural inmaterial de la comunidad cristiana de origen peninsular.
En los primeros años del siglo XX, las festividades se organizaban en torno a un programa que combinaba actos religiosos, espectáculos taurinos, verbenas y juegos populares. En 1904, el programa incluía la solemne función religiosa en la iglesia parroquial, acompañada de eventos como dianas musicales, corridas de toros y veladas con música. Estas actividades tenían una marcada influencia española y reflejaban la importancia de la feria como espacio de sociabilidad. La relevancia de los festejos no solo radicaba en su dimensión lúdica, sino en su capacidad de reunir a distintos sectores de la población en un momento en el que Melilla experimentaba un crecimiento demográfico y urbano significativo.
Para 1908, se observa una diversificación en las actividades festivas. A la tradicional corrida de toros y la iluminación ornamental se suman eventos como la verbena popular en la calle Gran Capitán, que logró atraer a una gran afluencia de público. Este cambio marca una apertura de los festejos a sectores sociales que anteriormente podían verse excluidos de ciertas formas de entretenimiento reservadas a las élites. La prensa de la época destaca el carácter inclusivo del evento, subrayando la participación de las clases populares y la relevancia de los bailes como elemento de cohesión comunitaria.
En 1915, los festejos muestran un grado de complejidad aún mayor, con la incorporación de concursos de esgrima, regatas, carreras de bicicletas y burros, batallas de serpentinas y la tradicional tómbola benéfica. La feria se descentraliza y las celebraciones se extienden a distintos barrios, como el Real, el Carmen y el Hipódromo, donde se organizan verbenas y actividades específicas para cada comunidad. Esto indica una consolidación del evento no solo como una festividad de la plaza principal, sino como una manifestación cultural distribuida en el tejido urbano de Melilla, reforzando identidades barriales y fortaleciendo redes de interacción social.
Los textos analizados evidencian una progresiva estructuración de la Feria de Melilla como un evento con una oferta de ocio variada y adaptada a distintos sectores de la población. La integración de nuevos espacios y la diversificación de las actividades sugieren una evolución en la concepción de la fiesta, que pasa de ser una celebración centralizada y predominantemente elitista a convertirse en un fenómeno cultural más inclusivo. Asimismo, la continuidad de ciertos elementos, como la procesión religiosa, los bailes y la tómbola, reafirma la pervivencia de tradiciones que siguen definiendo la identidad de la comunidad cristiana de origen peninsular en la ciudad.
Para estos años de comienzos del siglo XX la Feria de Melilla no solo refleja la evolución de los festejos populares en un contexto colonial y de modernización urbana, sino que también permite comprender las dinámicas de convivencia y participación social en una comunidad diversa. El análisis de su desarrollo a lo largo del tiempo resalta la importancia de estos eventos como espacios de expresión cultural y de reafirmación identitaria dentro del patrimonio inmaterial de la ciudad.
El análisis de los festejos en Melilla a lo largo de la década de 1920 y principios de 1930 permite observar la consolidación de una identidad festiva caracterizada por la combinación de ceremonias religiosas, espectáculos populares y actividades de sociabilidad que reforzaban los lazos comunitarios. La celebración de la Virgen de la Victoria constituía el eje central de las festividades, marcando un calendario en el que se alternaban actos litúrgicos con eventos lúdicos y deportivos.
La función religiosa en honor a la Virgen de las Victorias se mantiene como el evento central, con la participación de autoridades civiles y militares, lo que evidencia la estrecha relación entre la estructura institucional y la religiosidad popular. La presencia del vicario eclesiástico y otros altos representantes del clero, junto con la interpretación de composiciones musicales sacras, refleja el carácter solemne del evento, que tenía una función cohesionadora en la comunidad cristiana de la ciudad.
Las festividades también incluían una marcada dimensión benéfica, con la distribución de comidas a los más desfavorecidos y la realización de tómbolas con fines caritativos. Este componente asistencial formaba parte de una concepción de la fiesta como espacio de integración social, en el que la participación de diferentes sectores de la sociedad contribuía a reforzar los valores de solidaridad y pertenencia.
Las actividades de ocio y entretenimiento abarcan una gran diversidad de manifestaciones, desde los desfiles de gigantes y cabezudos hasta los concursos de escaparates, pasando por espectáculos pirotécnicos y competiciones deportivas. La inauguración de la feria en la Plaza de España y su posterior traslado a la Avenida Jordana indican una evolución en la configuración del espacio festivo, buscando una mayor cohesión y participación ciudadana. Destaca también la instalación de iluminaciones artísticas, que no solo embellecían la ciudad, sino que reforzaban el carácter simbólico de la celebración.
El componente deportivo adquiere relevancia con la organización de concursos de tiro, pruebas de esgrima y carreras pedestres. Estas actividades no solo fomentaban la práctica deportiva, sino que también constituían un espectáculo atractivo para el público, en sintonía con el creciente interés por el deporte en la sociedad de la época.
La llegada de turistas procedentes de la zona francesa y el oranesado pone de manifiesto el impacto de las festividades más allá del ámbito local, convirtiéndolas en un evento de interés regional. La afluencia de visitantes repercutía en la economía local, favoreciendo el comercio y la hostelería, y reflejando la capacidad de la ciudad para proyectarse como un destino festivo y cultural.
Uno de los eventos de mayor expectación era la corrida de toros, que congregaba a un público numeroso y contaba con la participación de toreros de renombre. La llegada de matadores como Saturio Torón y Manolito Mejías Bienvenida ilustra la relevancia de la tauromaquia dentro del programa festivo y su arraigo en la cultura popular de la ciudad.
En definitiva, las festividades en Melilla entre 1923 y 1932 muestran un entramado de prácticas culturales que combinan lo religioso, lo lúdico y lo social en un contexto de fuerte presencia institucional. La continuidad de estos festejos a lo largo del tiempo, con variaciones en sus manifestaciones y espacios, subraya su importancia como elemento vertebrador de la identidad colectiva de la comunidad cristiana de la ciudad.
A lo largo del siglo XX la feria, sujeta a los propios vaivenes y devenir histórico de Melilla, empezó a languidecer convirtiéndose en un evento con cada vez menos apoyo y participación popular. Fue entonces cuando a finales de los años 70 y principios de los 80, Pepe Imbroda, concejal de festejos del primer ayuntamiento de la democracia renovó y revitalizó las fiestas patronales con el marcado aire andaluz que tienen hoy, logró implicar a la mayoría de los agentes sociales (clubes deportivos, asociaciones de vecinos, cofradías, etc) para que montaran sus casetas en el Parque Hernández decorado con farolillos y donde se importó la costumbre peninsular de beber vino fino y amenizar las veladas con música de aires flamencos. También se recuperaron las tradicionales corridas de toros y se dotó de la solemnidad que tiene a día de hoy la procesión de la Patrona, la Virgen de la Victoria, en su día.
LOS FESTEJOS TAURINOS EN LA FERIA DE MELILLA
El coso se abrió en 1.946 pero se inauguró oficialmente un año más tarde El 8 de septiembre de 1946, aún sin finalizar las obras del nuevo coso taurino, quedaban los palcos, cubiertas y los arcos por construir, tan sólo se pusieron a la venta, localidades de tendido, contrabarrera y barreras, se celebró una corrida de toros del hierro de Don Antonio Pérez de San Fernando para los espadas Pepe Luís Vázquez ‘Niño de San Bernardo’, Rafael Albaicín y Pepín Martín Vázquez. El primero en cortar apéndices fue Albaicín, triunfando dicha tarde Pepín Martín Vázquez, tras cortar tres orejas y un rabo. En la plaza estuvieron presidiendo el festejo el S.E. Alto Comisionario General Varela y el alcalde Don Rafael Álvarez Claro. En dicho festejo, también estuvo presente el afamado crítico taurino, Don Gregorio Corrochano, quién bautizara desde aquel día al coso melillense, como ‘La Mezquita del Toreo’.
Desde que se construyera la famosa plaza de toros de la Hípica –madera- en 1923, por auténtica necesidad y es que la intención era dar tan solo un festejo benéfico, pero por exigencias del guión, pasaron muchos años, siendo La Hípica, la única plaza de toros en nuestra ciudad. Por allí, pasaron figurones del toreo de la época como Sánchez Mejías, Cañero, Juan Belmonte, Marcial Lalanda, Cagancho, Niño de la Palma, Dominguín padre y muchos más. En el mes de enero de 1946 y ante la necesidad de un nuevo coso taurino, el alcalde Álvarez Claro, sacaba un presupuesto de 3.342.000 pesetas para la construcción de la nueva plaza de toros, siendo el 17 de enero adjudicada, por 2.833.000 pesetas a Construcciones Montesinos, utilizando un total de 200 obreros.
INAUGURACIÓN OFICIAL DE LA PLAZA DE TOROS, 1947 Con su techado pertinente finalizado y sus palcos y arcos bien engalanados, el 6 de septiembre de 1947, se anunciaba en los carteles la corrida inaugural oficial de la plaza de toros melillense. En el cartel, astados de Santa Coloma, Joaquín Buendía, para los maestros, Gitanillo de Triana, Manuel Rodríguez ‘Manolete’ y Pepín Martín Vázquez.
En la plaza de toros de Linares, días antes, el 28 de agosto de 1947, un toro de Miura, de nombre ‘Islero’, corneó de mortandad cuando el IV Califa realizaba la suerte suprema. Linares se vestía de luto, Córdoba, Sevilla…España entera lloraba la muerte de ‘Manolete’, mientras Don Eduardo Miura, el prestigiosos ganadero, ‘prendía’ fuego a la vaca que parió a Islero y a toda res, relacionada familiarmente con el toro, que desde entonces, creó una auténtica leyenda. Manolete ya no iba a poder actuar en la inauguración y los empresarios se pusieron a trabajar para sustituirlo. En primera instancia entraba Domingo Ortega, pero se ‘caía’ del cartel Pepín Martín Vázquez, quedando definitivamente la corrida inaugural oficial con la lidia de ocho toros de Buendía –Santa Coloma- para Domingo Ortega, Gitanillo de Triana, Luís Miguel Dominguín y Agustín Parra ‘Parrita’.
En dicha tarde, el maestro Ortega cortó los primeros trofeos de la historia, dos orejas, un rabo y una pata, siendo ésta última, desechada por el propio torero antes de dar la primera vuelta triunfal. Gitanillo y ‘Parrita’ fueron ovacionados en ambos toros, mientras Luís Miguel Dominguín armó el taco en su primero, dos orejas y rabo con dos vueltas al ruedo y en el sétimo de lidia ordinaria no pudo rematar el triunfo ya que el de Santa Coloma, lo envió a la enfermería. La primera vez que se demarraba sangre de un torero sobre el recién instalado albero melillense. El parte del Dr. Canto rezaba de la siguiente manera: ‘Varetazo puntazo en cara externa muslo izquierdo en su tercio medio con destrozo de piel, interesa aponeurosis, músculo semimembranoso y semitendenoso de 6 cm. y 4 cm. de profundidad hacia dentro y arriba. Pronóstico menos grave’.
La segunda corrida de la feria del 1947, se celebró un día después, lidiándose toros de Domingo Ortega para el propio maestro Ortega (cuatro orejas), el argentino Raúl Ochoa Rovira (dos orejas) y Paquito Muñoz (dos oreja y rabo). Los tres diestros salieron a hombros. El tercer festejo de ese importante año fue el 14 de septiembre, una novillada con picadores de Alicio Tabernero Paz, ocho ejemplares para Antonio Caro (saludos en ambos), Ramón Cervera (oreja y vuelta al ruedo) y con menos suerte, se dejaron cada uno un novillo sin matar (3 avisos), Juan Luís de la Rosa y Antonio Duarte. 1948.
Sólo un festejo celebrado el 5 de septiembre. Novillada con picadores del hierro de Doña Amalia y D. Alberto Marqués para Luís Redondo (vuelta y oreja), el melillense nacido en lo alto del Polígono, Antonio Corona (Oreja con ovación desde el tercio) y el venezolano ‘Diamante Negro’, que estuvo muy mal, recibiendo pitos en su lote.1949: Dos festejos celebrados en La Mezquita del Toreo, 14 y 15 de septiembre. Durante el primer espectáculo se lidió un toro para rejones de Andrés Ramos para Ángel Peralta (ovación) y seis toros de Saltillo para el toreo a pié. Julio Pérez Vito (ovaciónado en ambos), el madrileño Antonio Caro, (dos orejas y ovación) y el sevillano Manolo González, que a la postre fue lo mejor con diferenta de la corrida. Dos orejas. Al día siguiente se lidiaron 6 novillos-toros de José María Soto para Alfredo Jiménez que cortó cuatro orejas, ‘Litri’ (dos orejas y ovación), rematando el cartel, Antonio Ordóñez (una oreja y saludos).
1950: Dos festejos se celebraron. El 6 de septiembre se lidió una novillada picada de Juan Belmonte para Antonio Ordóñez, Alfredo Jiménez y Manolo Vázquez. Menos Alfredo que fue ovacionado en sendas vueltas al ruedo, Manolo Vázquez (4 orejas) y Ordóñez (3 apéndices). Para el siete se celebró una corrida de toros con la presencia en el cartel de Paquito Muñoz (vuelta y ovación), el diestro sevillano Manolo González (2 orejas) y Manuel Calero ‘Calerito’ (2 orejas y rabo).
1951:Al igual que el año anterior se celebraron una corrida de toros y una novillada con picadores. Lo sorprendente de este 1951 fue la presencia de una corrida de Miura, que desde que llegó a corrales, despertó la expectación del pueblo melillense que desbordó a los organizadores del festejo. Los Miuras se lidiaron el 7 de septiembre por Luís Miguel Dominguín, dos vueltas al ruedo, Manolo González, silencio y el cordobés José María Martorell, que escuchó pitos. Corrida de expectación… corrida de decepción. Toros descastados, peligrosos y diestros sin recompensa. Al día siguiente los utreros enchiquerados eran de Manuel González y tan sólo, Sánchez Saco pudo actuar, ya que en el segundo de la tarde, cayó un tremendo aguacero que desencadenó en la suspensión del festejo. Junto al cordobés, que cortó dos apéndices en el único que estoqueó, se anunciaron Fernando Jiménez y Carlitos Corpas.
1952:Los días 7 y 9 del mes noveno, se anunciaron dos corridas de toros en la plaza de toros de Melilla. El primer encierro que se lidió fue de Juan Guardiola para los diestros Luís Sánchez ‘Diamante Negro’. Antonio Chaves Flores y Octavio Martínez ‘Nacional’. El sevillano Chaves Flores cortó 4 orejas y dio 4 vueltas al ruedo. En su segunda comparecencia, ‘Diamante Negro’ no tuvo de nuevo suerte. Escuchó ovación y silencio en su lote, mientras que el torero de Almería, ‘Nacional’, tan sólo pudo dar una vuelta al anillo mezquitero. El día 9, los toros fueron de Mariano y Fco. Pelayo Navarro, antes Duque Tovar para José González ‘Dominguín’, Domingo Ortega y ‘Calerito’. El resultado artístico fue el de pitos y vuelta para Pepe Dominguín, Domingo Ortega, vuelta y bronca y ‘Calerito’ que en su tercero escuchó división de opiniones y en el que cerraba plaza se le fue vivo a los corrales tras tres avisos. Vaya tarde la de Calerito…
1953: De nuevo dos festejos. Uno menor el día 6, novillada con picadores de Garzón, para el albaceteño, Pepe Montero (2 orejas), Carnicerito de Málaga (vuelta al ruedo y dos orejas y rabo) y Luís Parra ‘Parrita’ (tres orejas). El 10 de septiembre se lidiaron toros de José María Domecq para Joaquín Rodríguez ‘Cagancho’ (pitos en ambos), Antonio Bienvenida (pitos en ambos) y Cayetano Ordóñez (2 orejas en una gran faena).
1954:Tan sólo se celebró un festejo menor. El 5 de septiembre se lidiaron novillos-toros de José Escobar, para el granadino Miguel Montenegro (vuelta y oreja), Manolo Segura de Málaga (3 orejas y un rabo) y el cordobés, Juan Antonio Ruiz Calero (ovación en ambos).
1955: El 4 de septiembre regresaban las corridas de toros. Los astados lidiados fueron de José Quesada. Los actuantes, el venezolano César Girón (Bronca y vuelta al ruedo), Antonio Vázquez (Bronca en ambos) y el portugués Paco Mendes (silencio y oreja).
1956: Una corrida de toros de D. Pedro Gandarias, origen Tabernero-Murube, se lidió en La Mezquita del Toreo el 2 de septiembre de 1956. Acartelados junto a dicho encierro se encontraban el albaceteño Juan Montero (silencio en ambos), Joselillo de Colombia, apodado también ‘El Ciclón de Colombia’ (2 orejas y vuelta al ruedo) y el castellano Victoriano Posada (vuelta y dos orejas).
1957: Para el X aniversario tan sólo se celebró una novillada con picadores con el debut en la plaza del zaragozano Fermín Antón (vuelta al ruedo y ovación). Le acompañaron en el cartel Manolo Segura (ovación y aplausos) y Pepe Montero ‘Minuto’ (dos vueltas al ruedo en su lote).
1958: No hubo festejos este año en ferias debido al incumplimiento de contrato de arrendamiento de la plaza de toros.
1959:No pasa por buenos momentos los festejos taurinos en la ciudad. El 6 de septiembre se celebra una novillada mixta. Novillos de Adolfo Avilés Sotomayor (Córdoba) para la lusa Gina María (vuelta al ruedo) y la madrileña Isa Milán obtuvo pitos del respetable. También se lidiaron seis novillos para los diestros de a pié, Juanito Orejón (silencio), Juan Espejo (vuelta y palmas) y el melillense Pepe Luís Herrada, que sustituía en el cartel inicial a Diego Córdoba corneado días antes en la plaza de Linares. El de Melilla estuvo valiente y voluntarioso pero aún muy verde en su actuación (aplausos).
1960: Dos novilladas picadas los días 4 y 6 de septiembre. La primera se lidiaron reses de Aráuz de Robles para el jerezano ‘Rafael de Paula’ (fue pitado en ambos), el malagueño Antonio Medina (división de opiniones y silencio) y el lisboeta José Simoes, el mejor en la tarde, llegando a dar tres vueltas al ruedo en su primero y una en el segundo de su lote. El día 6, las reses fueron de Don Juan Tabernero para los espadas Sergio Díaz de Venezuela (Vuelta y oreja), el madrileño Pedro Romero (2 orejas y vuelta) y el murciano Antonio Orenes ‘Maera’ (vuelta y ovación).
1961: Novillada picada celebrada el 5 de septiembre de Aráuz de R obles para Curro Montenegro (oreja y vuelta al ruedo), el malagueño Baldomero Martín ‘Terremoto’ (oreja con petición y vuelta) y Luís Parra ‘El Jerezano’ (dos orejas y aplausos).
1962: Se celebraron dos festejos taurinos. El primero, el 2 de septiembre, con novillos de D. José Escobar, repitieron del año anterior ‘Terremoto de Málaga’ (vuelta y vuelta), Luís Parra ‘El Jerezano’ (dos orejas y vuelta) y el venezolano Ramón Montero ‘Maravilla’ (vuelta y silencio con dos avisos). El segundo. Al día siguiente, lunes 3 de septiembre se lidiaron reses de Aráuz de Robles para José Simoes (vuelta y dos orejas), ‘Terremoto’ (silencio y silencio) y ‘Rafaelito’ Cruz Conde (oreja y aplausos).
1963: Dos espectáculos celebrados en la plaza de toros de Melilla. El 1 y 5 de septiembre. El primer día del mes, se celebró un festejo mixto. Dos novillos de D. José Escobar para los rejoneadores, los hermanos López Chaves, Lolita (ovación) y Cándido (oreja). También se lidiaron 4 novillos para el toreo tradicional, de Don Luís Ramos Paúl Dávila para Florentino Luque ‘El Onubense’ (vuelta con petición y palmas) y Juanito Estévez ‘El Extremeño’ apodado así, a pesar de ser de Granada, (saludos en ambos). Actuó como sobresaliente Curro Conde. El 5 de septiembre, los novillos toros fueron del ganadero cordobés Rafael Espinosa de los Monteros para Manolo Cano ‘El Pireo’ (vuelta y oreja), el almeriense Juanito Jimeno que brindó el quinto al Dúo Dinámico (vuelta y vuelta) y el linense de 16 años ‘Rafaelín Valencia’ (vuelta y oreja).
1964:Tres grandes novilladas acontecieron en ‘La Mezquita del Toreo’ durante este año y durante los días 6, 11 y 13 de eptiembre. El primer festejo, fue mixto, se lidiaron utreros de Isaías y Tulio Vázquez, para el rejoneador luso Clemente Espadanal (1º y 4º), que estuvo mal y sus faenas las tuvo que finalizar el sobresaliente Diego Oliva (vuelta y oreja). En lidia ordinaria, el portugués Fernando Do Santos (silencio y silencio) y Rafaelín Valencia (aplausos en ambos). El segundo festejo fue el 11. Novillos-toros de Francisca Marín para ‘El Pireo’ (bronca y silencio) ‘El Pepe’ de Málaga (vuelta y aplausos) y Joaquín Camino, hermano de la figura del toreo Paco Camino, (silencio y bronca grande). El 13 de septiembre, los novillos de los Hnos. Marcos López para Antonio Martín ‘Guerrita’ (vuelta y aplausos), Manuel Betanzos ‘El Maletilla’ (dos orejas y vuelta al ruedo) y Diego Oliva (oreja y vuelta) que sustituía a Pepe Luís Segura. Lo curioso es que Oliva se ganó su sitio actuando el pasado día 6 como sobresaliente.
1965: Dos festejos, uno menor, denominado la novillada de la oportunidad o ‘Salto a la fama’, cinco de septiembre, para toreros locales como Curro Conde (Costa del sol), Juan Ramírez ‘El Imposible’ del barrio del príncipe, Manolo Bravo (El Real) y Curro Sánchez (Industrial). El ganado perteneció a D. Juan Ariza. El día 9, festejo mixto. Dos toros de Ana Peña para el magnífico rejoneador Rafael Peralta (2 orejas y rabo y vuelta al ruedo). Faena de ensueño de Peralta que llegó a borrar a los aficionados la memoria de esa plaza de madera de La Hípica al mítico Cañero. En lidia ordinaria, novillos de Ariza para el sevillano José María Susoni (pitos en ambos) y el malagueño Paquito Ceballos (vuelta con petición y dos orejas y rabo).
1966: Dos novilladas con picadores, 8 y 9 de septiembre. El primer día, astados de D. Ramón Vázquez de Troya (San Roque), Cádiz para Pablo Sánchez ‘Barajita’ (oreja protestada y silencio), Fernando Tortosa (oreja y vuelta) y el valenciano Ricardo de Fabra (cuatro orejas y dos rabos), triunfo a lo grande. El segundo espectáculo se lidiaron novillos de Manuel Álvarez para el sevillano Juan Antonio Macareno, mató 3 novillos ya que su compañero de terna Paquito Ceballos se puso indispuesto a la salida del quinto. Cerró cartel, otro malagueño, Pepe Luís Román. El resultado artístico fue el siguiente, Macareno (oreja, petición y petición), Paquito Ceballos (silencio) y Pepe Luis Román (petición de oreja y fuerte ovación).
1967 (20 aniversario): Tan sólo un festejo de cuatro novillos de la ganadería de Agustín Pérez Pacheco (Cádiz) el 8 de septiembre, para José Sáez ‘El Otro’ (silencio con aviso y aplausos), el marbellí Francisco Gutiérrez ‘El Renco’ (silencio con aviso) y el malagueño Manolito Ortiz Benítez, (16 años), que consiguió las dos orejas de su oponente. Dejó gran sabor de boca.
1968: Se llegó a anunciar un festejo para el 4 de septiembre, donde actuarían Victoriano Valencia, Pedro Santamatría y ‘Utrerita’…pero no se llegó a celebrar. El 5 de septiembre llegó por primera vez al puerto de Melilla el buque Antonio Lázaro.
1969: Gran corrida de toros el 6 de septiembre. Toros de D. Salvador Gavira para Victoriano Valencia (vuelta al ruedo y aplausos), Manuel Benítez ‘El Cordobés’ (oreja con petición, oreja con petición y dos orejas y rabo en el sobrero que regaló) y Palomo Linares (dos orejas y dos orejas). Los tres a hombros, lleno en la plaza y el empresario del festejo fue el mismo ‘Cordobés’.
1970: Gran corrida de toros con motivo de la Feria y el 50º aniversario de La Legión celebrada el 5 de septiembre. Se lidiaron toros de D. Salvador Gavira para Jaime Ostos (oreja y silencio), que vino a sustituir en el cartel a Miguel Mateo ‘Miguelín’, corneado tres días antes en la plaza de Mérida. El segundo espada fue Miguel Márquez (dos orejas y aplausos) y el último Antonio García ‘Utrerita’ (aplausos y dos orejas). Los tres diestros brindaron toros a La Legión.
1971: Corrida de toros el 6 de septiembre. Se lidiaron toros de Antonio de la Cova Benjumea de Peñaflor (Sevilla), para los matadores, Miguel Márquez (cuatro orejas), Antonio José Galán (oreja, oreja y dos orejas) mató el sobrero citándolo con unan toalla. Por último actuó Ricardo Chibanga, portugués, el torero ‘moreno’ (dos oreja y oreja). Los tres espadas fueron revolcados pero cosecharon un gran triunfo.
1972: Corrida de toros el 8 de septiembre. Se anunciaron toros de Arcadio Albarrán de Badajoz para los espadas José Fuentes, José Luis Parada y Juan Antonio Gaona, nieto de Rodolfo Gaona. Al final con las mismas reses, Parada se cayó del cartel, sustituyéndolo Manolo Ortiz. José Fuentes (aplausos y pitos), Manolo Ortiz (aplausos en ambos) y el mexicano Juan Antonio Gaona (silencio y vuelta al ruedo por su cuenta).
1973:Sin festejos taurinos en Feria (Del 2 al 9 de septiembre).
1974: Tampoco los hubo. Sí estuvo el Circo Bruxelas con el famoso caballo negro televisivo por entonces ‘Furia’.
1975: El 8 de septiembre se lidiaron 6 erales de D. Salvador García Cebada y Juan Tassara Buisa, para Jorge Motril, Manuel Ternero y Mari Fortes. El resultado fue satisfactorio.
1976: No hubo tampoco festejos taurinos y sí actuó el 2 de septiembre José Luís Moreno y sus muñecos y el día 4, Kiko Ledgard. Se inauguraba por entonces en la ciudad la cervecería ‘Capri’.
1977: Tampoco hubo festejos taurinos en Feria, siendo por entonces el alcalde de la ciudad, el Excmo. Sr. D. Luís Cobrero Acero.
1978: Novillada sin picadores el 26 de agosto. Reses de Doña Rafaela Martín Fuentes, para los espadas ‘Morenito del Rosario’ (cuatro orejas), Mari Fortes (dos orejas y vuelta) y Antonio Guillén (vuelta, dos orejas y aplausos en el sobrero que también mató). Junto a Morenito dio la vuelta al ruedo en el cuarto por Pepe Martínez ‘El Espontáneo’.
1979: El 1 de septiembre se celebró una novillada sin caballos de la ganadería de Beca Belmonte para el cordobés Juan de la Rosa (oreja y dos orejas y rabo), Mari Fortes (aplausos y dos orejas y rabo) y el novillero sevillano ‘Niño del Arahal’ (silencio y oreja).
1980: El 2 de septiembre actuó el espectáculo cómico taurino musical del Bombero torero, celebrándose una novillada con picadores el día 4. Los utreros fueron del hierro de D. Juan Gallardo para los espadas Pepe Luís Vázquez (aplausos y dos orejas), Vicente Ruíz ‘El Soro’ (vuelta al ruedo y dos orejas) y Pedro Castillo (oreja y ovación).
1981: De dos festejos taurinos estuvo compuesto el cartel del año 1981. El día 4 de septiembre se lidiaron 6 novillos-toros de Viento Verde para Víctor Mendes, Juan Mora y Pedro Castillo. En este festejo hubo un error grave en toriles. Tras salir el primero de la tarde al que el portugués le cortó un apéndice, saltó a la arena el que tenía que haber correspondido en cuarto lugar. Al pertenecer también a Víctor mendes, salió a lidiarlo –dos toros consecutivos- teniendo la mala fortuna de ser cogido y acabando en la enfermería con un puntazo en el muslo derecho y gran conmoción cerebral. Al astado lo mató Juan Mora escuchando silencio. En el lote del cacereño (palmas y ovación). El tercero de la terna, espada de Algeciras, Pedro Castillo (aplausos y oreja con petición de la segunda). Al día siguiente, se lidiaron cuatro toros de D. Julio de la Puerta, aunque los anunciados pertenecían al hierro de Los Guateles, para los matadores Miguel Márquez (dos orejas y oreja) y Jesús Márquez (vuelta al ruedo y oreja) y dos becerros para el chaval de 9 años Juan Pedro Galán. El niño cortó tres orejas, brindándole su primera res a Pepe Imbroda. Actuó de sobresaliente Urdiales Moreno y en el festejo se pudo presenciar a la conocida como la ‘Cuadrilla del Arte’.
1982: Fue el año de Rafael Perea ‘El Boni’, en la actualidad perteneciente a la cuadrilla del maestro Manuel Jesús ‘El Cid’. El 3 de septiembre, el diestro Román Lucero abrió cartel ante una novillada de D. Julio de la Puerta (aplausos y vuelta la ruedo), Carlos Ávila (saludos en ambos) y ‘El Boni’, que se encontraba haciendo la mili en la ciudad, también toreaba cuando le dejaban sus mandos, que por cierto, era siempre. Puerta Grande para ‘El Boni’ (dos orejas y ovación).
1983: El 27 de agosto se celebró una corrida de toros. Con astados de D. Juan Jiménez Alarcón hicieron el paseíllo, Manuel Ruíz ‘Manili’ (palmas y dos orejas), Jesús Márquez (palmas y dos orejas) y el extremeño Luís Reina (vuelta al ruedo y dos orejas).
1984: El 5 de septiembre se lidiaron tres toros de Caridad D’es Allimes de Núñez (1º, 2º y 3º) y tres de Diego Puerta (4º, 5º y 6º), para los Maestros Palomo Linares (oreja y dos orejas y rabo), Francisco Rivera ‘Paquirri’ (dos orejas y rabo y dos orejas, y Tomás Campuzano (oreja y dos orejas). Nota:‘Paquirri’ cortó su último rabo como matador ‘La Mezquita del Toreo’. El toro pertenecía al hierro de Caridad D’es Allimes de Núñez, su nombre ‘Cartujo’, Nº 18 y pesó 462 Kg.
1985: Una corrida de toros el 6 de septiembre. Toros de Herederos de Carlos Núñez para José María Manzanares, José Antonio Campuzano y Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’. Al final corrida exitosa, donde se lidiaron tres de Carlos Núñez (1º,4º y 6º), dos de Félix Cameno (2º y 3º) y uno de La Jarilla (5º de la tarde). Manzanares (dos orejas y rabo y dos orejas), José A. Campuzano (dos orejas y rabo y dos orejas) y ‘Espartaco’ (cuatro orejas y dos rabos).
1986: Una corrida de toros el 5 de septiembre. Se anunciaron reses de ‘El Madrigal’ pero al final se lidiaron tres toros de La Jarilla (3º, 4º y 5º) y tres de Félix Cameno (1º, 2º y 6º). Pedro Gutiérrez Moya ‘El niño de la Capea’ (silencio y oreja), Emilio Muñoz (oreja y aplausos) y Paco Ojeda (silencio en ambos).
1987: Una corrida de toros celebrada el 3 de septiembre. Anunciados toros de Martín Berrocal ‘El Toril’ para Dámaso González, José María Manzanares y ‘Espartaco’. Al final fueron lidiados cuatro de ‘El Toril’ (2º, 4º, 5º y 6º) y dos de los Herederos de Carlos Núñez (1º y 3º), para los matadores, Dámaso González (oreja y dos orejas y rabo), José María Manzanares (oreja y dos orejas y rabo) y ‘Espartaco’ (ovación y dos orejas y rabo).
1988: Ocurrió el 3 de septiembre. Corrida anunciada de ‘El Toril’ para Dámaso, ‘El Soro’ y Víctor Mendes. Casi cartel de banderilleros. A última hora, ‘Morenito de Maracay’ sustituía a Víctor Mendes y los toros fueron cambiados por uno de Diego Puerta (1º), dos de Hnos. Puerta (2º y 3º) y tres de Ángel y Juan Antonio San Pedro para Dámaso González (silencio y una oreja), José Nelo ‘Morenito de Maracay’ (dos orejas y oreja) y ‘El Soro’ (una oreja y dos orejas).
1989: El 7 de septiembre estaba anunciada en la ciudad una corrida de toros del hierro de Francisco Javier Osborne Domecq para los diestros, Julio Robles, Víctor Mendes y Celso Ortega. El festejo fue suspendido debido a la peste equina producida en Andalucía, que imposibilitó traer a la plaza de toros caballos aptos para la suerte de varas. El empresario lo intentó con cuatro caballos de la región, pero éstos no estaban preparados para la lidia, e incluso la cuadrilla de Julio Robles se negó en todo momento a montar dichos equinos. La corrida fue suspendida, pero tres días más tarde, el 10, se celebró con los toros anunciados previamente, con Celso Ortega también, pero con la incorporación de Pepín Jiménez y Ángel Cuellar. El resultado fue el siguiente, Pepín Jiménez (silencio en ambos), Celso Ortega (oreja y ovación) y Juan Cuellar (dos orejas y silencio). Los equinos fueron percherones procedentes de la propia ciudad, que tuvieron muchos problemas en la suerte de varas.
1990: No hubieron festejos taurinos en dicha feria con motivo de la Virgen de la Victoria. La razón fue que habiendo desaparecido la Peña Taurina del coso, la alcaldía regida por D. Gonzalo Hernández no se preocuparon en acondicionar dicho local para la preceptiva Enfermería. Como quiera que no hubo unidad móvil quirúrgica, tal y como manda la ley para estos casos, el festejo tuvo que ser suspendido por la autoridad gubernativa.
1991: Dos festejos taurinos anunciados. El día 2 de septiembre, una novillada con picadores de Bernardino Jiménez (cuatro corridos en (1º, 2º, 3º y 4º) y dos de Juan Jiménez (5º y 6º) para Ricardo Ortiz, Juan de Pura y David Vilariño. Éste último no vino por accidente de tráfico, quedando en un mano a mano. Ricardo Ortiz (silencio, oreja y oreja) y Juan de Pura (silencio, oreja y oreja). El día 5, se lidiaron tres toros de los herederos de Carlos Núñez, y otros tantos de Bernardino Jiménez (5º y 6º) y uno de Mariano Sanz (4 de la tarde). José Antonio Campuzano (silencio y dos orejas), ‘Morenito de Maracay’ (oreja y dos orejas) y ‘El Soro’ (ovación y silencio).
1992:Se celebró una corrida de toros el 3 de septiembre. Los toros primeramente anunciados como el ‘Toril’, fueron sustituidos por cinco de Atanasio Fernández y uno de Pérez Angoso (6º). Miguel Báez ‘El Litri’ (dos orejas y ovación), Rafi Camino (oreja y oreja) y ‘Chamaco’ (ovación en ambos).
1993; El 7 de septiembre se anunciaron astados de Atanasio Fernández, lidiándose tres de Los Bayones (1º, 2º y 3º), uno de Hnos. García Jiménez (6º) y uno de Gabriel Hernández García (2º). Anunciado Chamaco en el cartel, quedó de la siguiente manera, Emilio Muñoz (silencio y una oreja), el torero sustituto Víctor Mendes (dos orejas y oreja y ‘El Litri’ (silencio y dos orejas).
1994: Dos festejos preparados. Dos corridas de toros. La primera se celebró el día 6. Se lidiaron cinco toros de Antonio Pérez de San Fernando y uno de Pérez Angoso (2º). Pepe Luís Martín (oreja y silencio), ‘Chamaco’ (oreja y silencio) y José Ignacio Sánchez (oreja y silencio). El día 7, con Antena 3 TV en directo desde el coso melillense (El maestro Matías Prats la retransmitió), se lidiaron tres toros de Aguirre Fdez. Cobaleda (1º, 2º y 3º) y tres de Atanasio Fernández (4º, 5º y 6º). Miguel Báez ‘Litri’ (silencio y una oreja), Enrique Ponce (saludos en su lote) y Jesulín de Ubrique (silencio y dos orejas y rabo).
1995: Una corrida de toros celebrada el 7 de septiembre. Tres toros de Aguirre Fdez. Cobaleda (3º, 4º y 6º), dos de Atanasio Fdez. (1º y 5º) y uno de Charro de Llen (2º). Miguel Báez ‘Litri’ (oreja y ovación), Jesulín de Ubrique (dos orejas y ovación) y Francisco Rivera Ordóñez (silencio y dos orejas). El toro lidiado en primer lugar era familia del astado que corneó mortalmente a Montoliú el 1 mayo de 1992. “Cubatisto” era el nombre del toro de Sevilla y Melilla.
1996: Toros de Gabriel Rojas el 5 de septiembre para Raúl Gracia ‘El Tato’ (ovación y dos orejas), Pepín Liria (dos orejas y ovación) y Rivera Ordóñez (silencio y saludos).
1997. (Feria del V Centenario de Melilla). Dos festejos propuestos para los días 4 y 5 de septiembre. El día 4, toros de Viento Verde (1º, 3º, 4º y 5º) y dos de Peralta (2º y 6º), para Pepín Liria (ovación y dos orejas), Víctor Puerto (oreja y oreja) y Javier Conde (oreja y gran bronca). Para el día 5, conmemorativo la corrida del 50º aniversario de la plaza de toros de Melilla, estaban anunciados Ortega Cano, Manuel Díaz ‘El Cordobés’ y Cristina Sánchez `para matar una corrida del hierro portugués de Branco Nuncio. Al final y con las cámaras de Tele-5 en directo, Liria entró en el puesto de ‘El Cordobés’, accidentado el día de antes. El resultado artístico fue de Ortega Cano (silencio en ambos), Pepín Liria (dos orejas y ovación) y Cristina Sánchez (oreja y aplausos).
1998: El 10 de septiembre se celebró una corrida de toros perteneciente a D. Gabriel rojas para Juan serrano ‘Finito de Córdoba’ (oreja y oreja), Manuel Díaz ‘El Cordobés’ (oreja y oreja) y José Antonio ‘Morante de la Puebla’ (saludos y dos orejas).
1999:Se anunciaron dos festejos en la ciudad. El día 9 corrida de rejones y el 10 corrida de toros. Los toros para rejoneo fueron de Benítez Cubero, ocho ejemplares, para Joao Ventura (vuelta y oreja), Jorge D’ Almedia (ovación y oreja), Fermín Bohórquez (dos orejas y dos orejas y rabo) y diego Ventura (dos orejas y dos orejas y rabo). Al día siguiente, se lidiaron astados de Gabriel rojas para ‘Litri’ (ovación en ambos en su despedida del toreo en nuestra ciudad), ‘Finito de Córdoba’ (ovación en ambos) y ‘El Tato’ (oreja y oreja).
2000. (Primera alternativa). Dos corridas de toros los días 6 y 7 de septiembre. El 6 actuó por delante el rejoneador luso Ricardo Texeira (silencio), ‘El Tato’ (silencio y dos orejas), Javier Conde (pitos en ambos) y Gil Belmonte, que sustituía a Pepín Liria en el cartel (dos orejas y oreja). Se lidiaron toros de Peralta. Al día siguiente, el diestro sevillano Álvaro Gómez tomó la alternativa de manos de rivera Ordóñez y siendo el testigo Miguel Abellán. Los toros pertenecieron a la divida de Gabriel Rojas. El toro de la alternativa se llamó ‘Despreciado’, colorao ojo perdiz de Gabriel Rojas. El toricantano dio la vuelta al ruedo. Álvaro Gómez (vuelta y oreja), Rivera Ordóñez (oreja y oreja) y Miguel Abellán (oreja y ovación).
2001: Dos corridas de toros. La primera fue el día 4 con la presencia de El Juli. Los toros fueron cinco de Manolo González y uno de Saboya (3º). Manolo Sánchez (oreja y dos orejas), ‘El Juli’ (Oreja y dos orejas y rabo) y Juan Bautista (oreja y oreja). Al día siguiente saltaron a la arena reses portuguesas de Santa María para Uceda Leal (vuelta al ruedo y oreja), Dávila Miura (silencio y oreja) y Jesús Millán (silencio y oreja).
2002: Dos corridas de toros también se celebraron durante los días 6 y 7 de septiembre. La corrida inaugural se lidiaron astados de Murteira Grave para Manolo Sánchez (división de opiniones y dos orejas), Manuel Díaz ‘El Cordobés’ (dos orejas y dos orejas) y Juan José Padilla (dos orejas y dos orejas y rabo). El 7 también fueron las reses portuguesas, tres de San Marcos (1º, 2º y 3º), dos de Murteira Grave (4º y 5º) y uno de Santa María (6º). Los espadas fueron Ortega Cano (oreja y silencio), Finito de Córdoba (ovación y dos orejas) y Miguel Ángel (oreja y ovación).
2003: Fue el año en la que se anunció el cartel más extenso en la historia de La Mezquita del Toreo, pero que al final y debido a la nula liquidez del empresario Tony García. Cuatro corridas de toros, una novillada picada, una de rejones y uno de recortadores. Al final, el día 2 de septiembre se celebró por poco la corrida que mataría en solitario Miguel Ángel. Las reses fueron de la casa Lozano, 3 de Alcurrucén (2º, 4º y 6º) y 3 de Lozano Hermanos (1º, 3º y 5º). El resultado en lo artístico fue (oreja, ovación, ovación, oreja, vuelta y ovación). Y gracias a la labor de la Ciudad autónoma se celebró otro festejo con toros de D. José Luís Osborne para Rafa Camino (oreja y ovación), Juan José Padilla (ovación en ambos) y Juan Muriel (ovación en ambos). El día de Melilla, 17 de septiembre hubo otro festejo con la alternativa del colombiano Manolo Valencia junto a Uceda Leal y Rafael de Julia.
2004:Dos corridas de toros en Feria y una el 17 de septiembre. En las fiesta patronales, el día 2, se lidiaron 3 toros de José Luís Vasconcellos (2º, 3º y 4º) y tres de D. Julio de la Puerta (1º, 5º y 6º) para Víctor Puerto (oreja y dos orejas), Canales Rivera (oreja y oreja con aviso) y Miguel Abellán (ovación y dos orejas). El día 3, cuatro de Murteira Grave (1º, 2º, 3º y 5º), y dos de José Luís de Vasconcellos (4º y 6º) para Jesulín de Ubrique (aplausos y ovación), Antonio Ferrera (oreja y silencio con aviso) y ‘Jesuli de Torrecera’ (dos orejas y silencio con aviso).
2005: Un festejo taurino. Se celebró el día 2 de septiembre en un cartel donde estaba anunciado finito de Córdoba y se cayó del cartel a última hora de forma más que sospechosa. Canales Rivera lo sustituyó. Los toros fueron de Peralta para Canales Rivera (ovación en ambos), Juan José Padilla (dos orejas y dos orejas y rabo) y Juan Manuel Benítez (ovación en ambos).
2006: Una corrida de toros celebrada el día 6 de septiembre. Los toros fueron de Sancho Dávila para Manuel Díaz ‘El Cordobés’ (dos orejas y oreja), Rivera Ordóñez (oreja y pitos) e Iker Javier Lara (Ovación, silencio y vuelta al ruedo al sobrero de regalo). Rivera Ordóñez mató el 2º y el 4º (tenía que haber matado el 5º), ya que un avión privado le esperaba para estar por la noche en Ronda y asistir a la cena organizada por él mismo, previo a la goyesca rondeña. En 2007, los triunfadores fueron Luis Francisco Espla y Luis Miguel Encabo y se pudo ver al diestro melillense, Antonio Criado Luque, en su debut como novillero sin picadores que sale por la Puerta Grande de la Mezquita del Toreo tras cortar dos orejas.
Fuente: https://www.portaltaurino.net/enciclopedia/doku.php/plaza_de_melilla
Imagen de la Virgen de la Victoria
La devoción de los melillenses por su Patrona es más que patente pero como cualquier talla tiene su historia. Para conocerla acudimos a la bibliografía existente al respecto.
Sergio Ramírez González, doctor en Historia del Arte y autor de El triunfo de la Melilla barroca. Arquitectura y Arte, aporta la siguiente información:
“A las tendencias más plenamente renacentistas responde la escultura de la Virgen de la Victoria, con ermita particular desde el siglo XVI y parte integrante de la parroquial desde su traslado a esta en 1741 con motivo de la demolición de la primera.
Lo que coincidió con la creciente devoción popular que fue adquiriendo – de forma paulatina- por los numerosos milagros y prodigios atribuidos a su intercesión, hasta el punto de ser nombrada copatrona de la ciudad junto a San Francisco de Asís y pasar a ocupar el lugar privilegiado de la iglesia de la Purísima Concepción, a raiz de la sustitución de la titular en 1756 y la construcción, un año después, del camarín localizado en la capilla mayor.
Una pieza escultórica de clara raigambre manierista y fundamentada en una serie de particularidades morfológicas y estilísticas, que acotan su posible factura hacia la década de 1570-1580.
Sin duda alguna, la advocación y modelo artístico utilizado para dar forma a esta talla quedan estrechamente vinculados con la patrona de Málaga, la Virgen de la Victoria; imagen mariana que según la tradición portaban para el oratorio de campaña las huestes de Fernando el Católico durante el sitio de Málaga de 1487 y que dejó depositada el mismo monarca en una ermita del lugar merced a los favores divinos recibidos en tan dificultoso asedio.
Aunque son cada vez más los especialistas que apuestan por una ejecución algo posterior cercana a los últimos años del siglo XV, rechazando la posibilidad que apuntaba a su origen como obsequio a la Corona española del emperador Maximiliano de Austria y decantándose, más bien, por un encargo directo de los reyes a algunos de los grandes escultores de la Andalucía del momento- como pudiera ser Jorge Fernández Alemán, en opinión de ciertos autores, de cara a conmemorar la victoria sobre la ciudad de Málaga.
Fechas que coinciden con la disposición real de 1495, en virtud de la cual se entregaba la custodia de la imagen a los frailes Mínimos de San Francisco de Paula en reconocimiento a los cruciales consejos y respaldo espiritual dispensados por algunos de sus miembros durante el referido cerco.
Tanto es así, que se convirtió en el eje devocional del que sería primer establecimiento monacal y casa-matriz de la Orden en España.
Este hecho implicó, a posteriori, la aceptación por parte del resto de fundaciones conventuales de asumir la protección y advocación de la Virgen de la Victoria, así como la necesidad de hacer presente en la distancia el reflejo de la talla original que marcó su fortuna en la expansión por el territorio nacional.
Un fenómeno de mimesis iconográfica por encima de todo componente espacio-temporal y que, como bien indica el profesor Sánchez López, dio forma a una amplia serie de imágenes de “vicarias” repartidas por aquellas poblaciones donde hubo presencia de los religiosos de San Francisco de Paula.
Esta misma fórmula debió auspiciar el encargo de una imagen mariana con dicho título para Melilla, donde no se tiene constancia de la instalación de ningún convento de la Orden Mínima tras la cristianización del lugar, pero donde si hubo una presencia aleatoria de muchos de sus miembros destinados puntual o temporalmente a la Plaza, en aras a cubrir exigencias espirituales de variada índole bajo los dictados de la diócesis de Málaga.
En el caso del religioso Mínimo Fray Gregorio López, quien ostentó el curato de la iglesia parroquial entre 1579 y 1582 y que pudo influir decisivamente en la implantación de la imagen en Melilla, a tenor de la coincidencia cronológica de su estancia en el lugar con la plateada para la ejecución de la escultura.
Mucho más difícil resulta adscribir la hechura de la obra melillense a un autor o taller determinado, sobre todo por el complicado panorama artístico que se desplegó en buen parte de Andalucía a lo largo del siglo XVI.
Cuando hablamos de un panorama de cierta complejidad nos referimos a las dificultades que existieron en la consolidación de estructuras gremiales autóctonas tras la cristianización de la región, generando un ambiente de marcada improvisación donde tendrían cabida las piezas escultóricas provenientes de talleres ya consolidados en tierras limítrofes y aquellos artífices de origen heterogéneo que intentaron establecer allí sus obradores por las expectativas de mercado que se ofrecían.
Fue común, entonces, que trabajaran en la zona- con centro de irradiación en la ciudad de Sevilla- escultores castellanos, flamencos, franceses y andaluces., en tanto en cuanto se promovía el predominio de un eclecticismo estilístico donde convivían diferentes tendencias vinculadas a las fórmulas goticistas anteriores, las pautas romanistas y el clasicismo renacentista más a la vanguardia.
Por lo tanto pasaría a revelarse como un proceso no lineal ni consecuente, sino fragmentario y disperso.
La escultura de la Virgen de la Victoria de Melilla responde a un romanismo avanzado con resabios castellanos y composición general inspirada en última instancia en el modelo difundido a principios del siglo XVI por Pietro Torrigiano, en su célebre Virgen de Belén.
Bajo el esquema de Virgen Madre entronizada, con el Niño Jesús en su regazo, la obra despliega unos perceptibles escorzos que rompen con el hieratismo, la simetría y la rigidez de etapas anteriores en busca de un incipiente naturalismo sujeto a la apostura íntegra del bloque.
Lo que se refuerza mediante la comunicación visual que entablan ambos personajes causante de los acusados giros laterales de cabeza así como de la divergencia en la posición de sus cuerpos al oscilar desde los tres cuartos del Niño Jesús al frontal de la Virgen.
Risueños rostros que, pese a sus perfiles estereotipados, inciden en impresiones jubilosas a focalizar en bocas de amplias sonrisas y ojos de cristal de mirada enérgica.
La estela manierista queda de manifiesto asimismo en la gestualidad tan explícita de las manos, que se suben y arquean algo más de lo habitual con la intención de reforzar los gestos de complicidad y acentuar la exposición pública de aditamentos iconográficos de enorme simbolismo referentes a su realeza divina.
Conforme a tales actitudes se sugiere, en ambos, cierto ritmo compositivo a través del inestable y casi itinerante acomodo de las piernas no exentas de la solidez que le confiere el desarrollo de poderosos volúmenes.
Por lo demás se trata de una talla donde se dan cita fuertes contrastes estéticos como el planteado por la desnudez del cuerpo del Niño Jesús- de mórbida anatomía y apreciables redondeces- y el de la Virgen ataviada al modo de las sacerdotisas romanas.
Desde la segunda mitad del siglo XVII el aspecto de la imagen quedaría condicionado por las oscilaciones del gusto estético y el espíritu de la época, al ser revestida con las indumentarias a la moda de la Corte generando una verdadera galería “a lo divino” de “santas vestidas de mujer” con la polémica que ello originó entre teólogos, intelectuales y religiosos del momento por el esplendor y la carga tan mundana que les otorgaba.
A este respecto, los datos documentales en torno a la Virgen de la Victoria de Melilla retrotraen el inicio de tales prácticas hasta, al menos, los primeros años del siglo XVIII.
A 1719 corresponde la noticia de su salidas procesional en rogativas, desafiando un fuerte temporal que obligó a atar sus vestiduras en mitad del recorrido.
Más adelante, en 1767, se insiste en los ropajes de tela que poseía la imagen a través del testamento redactado por María Álvarez de Perea, esposa del teniente coronel de Infantería y sargento mayor de la Plaza Francisco del toso, quien le dejó por vía de legado un vestido propio de tapicería de color pajizo, encargado a su albacea que sufragase las modificaciones pertinentes para ajustarlo a la talla.
Inventarios parroquiales de mediados de la centuria decimonónica advierten de la custodia en la capilla mayor de ropajes propios de la imagen tales como vestidos, mantos, camisas de lienzo y otros aditamentos menores.
Una costumbre que se prolongaría en el tiempo hasta la primera o segunda década del siglo XX- habiéndose conservado un valioso testimonio fotográfico- legado por el monje benedictino fray Miguel Vivancos- donde puede observarse el extraño resultado y la escasa flexibilidad de este tipo de esculturas a la hora de ser vestidas.
Saya, manto y mantilla para la Virgen, y túnica para el Niño Jesús, completaban un tosco atuendo sin definición alguna y en el que era difícil abandonar la sensación de estar ante una indumentaria adicional sobrepuesta.
Además, una transformación estética con repercusión directa en el bloque escultórico, según se desprende de la posición un tanto baja y virada de la mano derecha de la Virgen.
Se informa así, de que el ensamble que unía la extremidad con el brazo llegó a estar suelta de forma fortuita o intencionada, aprovechándose tal circunstancia para reubicarla hasta conseguir una integración con los vestidos lo más naturalista posible.
Con respecto a las peculiaridades de su policromía escasas conclusiones podemos extraer de su estudio, debido a las transformaciones que ha experimentado en el transcurrir del tiempo.
Sin noticias sobre intervenciones durante la Edad Moderna, más allá de la que debió recibir tras serle amputados tres dedos en el asalto musulmán de la ermita en 1631, sería a principios del siglo XX cuando cambia de manera perceptible y por motivos diversos la impronta estética de la Virgen.
Desacertados repintes aplicados por manos inexpertas y el deterioro causado por los clavos y alfileres que sujetaban las vestiduras pusieron de manifiesto una serie de desperfectos externos, más evidentes, si cabe, una vez despojada de la indumentaria sobrepuesta a partir de 1918.
Sin embargo, el remedio adoptado no iba a ser el más oportuno. La Venerable Orden Tercera franciscana establecida en la parroquial gestionó, auspiciada por la encomiable colaboración de Cándido Lobera, el traslado de la imagen a Sevilla y su restauración de manos del escultor Antonio Infante Reina, el mismo que acometió la factura del nuevo retablo mayor.
Coincidiendo con la realización de esta última obra, esto es a caballo entre 1930 y 1931, Infante acometió la reparación de la Virgen con criterios poco ortodoxos y bastante extendidos, por desgracia, entre los miembros del gremio.
En otras palabras, optó por la vía más sencilla y en vez de recuperar la policromía original eliminando los repintes dejó el bloque escultórico en la madera para conferirle una nueva.
Por tanto, es de entender que no solo la recomposición escultórica del respaldo del asiento sino también la policromía de las carnaciones, el estofado de las vestimentas y el dorado del trono son originales del referido artista hispalense.
Otras restauraciones menores, de tipo estructural y decorativo, siguieron a la crucial de Antonio Infante, emprendida en los años treinta del pasado siglo XX.
Con motivo de su coronación canónica en 1948 el erudito Rafael Fernández de Castro tramitó la venida a Melilla de uno de los artistas de la conocida familia Lapayese a fin de retocar o restaurar- no queda bien definido en la documentación- la policromía del rostro.
A esta siguió la intervención de Carlos Pantual en 1983, la de Eduardo Morillas en 1991- a razón de la grieta abierta en su base y la de Concha Bengoechea en 1996, a la sazón definitiva por el conveniente resultado final fruto de una minuciosa labor basada en criterios científicos.”
IGLESIA DE LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN MELILLA
Las obras dieron comienzo en 1657 prolongándose durante veinticinco años. A lo largo del siglo XVIIII fueron erigidos los diferentes altares y retablos que a día de hoy se conservan a excepción del ubicado en el altar mayor que fue preciso reformar y data de 1931.
El terremoto de enero de 2016 causó desperfectos en la construcción obligando a cerrar sus puertas y a iniciar un proceso de restauración que finalizó en 2022.
Frente a la sobriedad de la fachada destaca la belleza de su interior en el que se pueden observar, hoy desprovistos de imágenes, altares y retablos de gran riqueza decorativa, primando el estilo barroco.
Algunos ya desaparecidos como el de la Virgen del Carmen, San Antonio o Inmaculada Concepción. En esta iglesia se venera a Nuestra Señora de la Victoria, Patrona Coronada y Alcaldesa Perpetua Honoraria. La talla se encuentra, de manera provisional en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús mientras duran las obras de rehabilitación.
Hasta 1797 fue el único cementerio de la ciudad. Diferentes criptas pertenecientes algunas a las distintas hermandades y cofradías albergan los restos de los antiguos moradores de la Plaza.
IGLESIA DEL SAGRADO CORAZÓN DE MELILLA
La Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Melilla es de estilo Neorrománico, su construcción se inició en Diciembre de 1901 y fue inaugurada el 19 de Mayo de 1918. La edificación cuenta con un cuerpo principal de planta basilical con crucero, organizando el acceso al ábside Central y ábsides laterales, la nave central presenta una bóveda de cañón con arcos fajones y las naves laterales bóvedas de aristas.
Preside el altar mayor la imagen del Sagrado Corazón y bajo ésta un Cristo Crucificado que data del siglo XVI. Desde mayo de 2016 se puede venerar también la imagen de Nuestra Señora de la Victoria, Patrona Coronada y Alcaldesa Honoraria Perpetua. El terremoto que sufrió la ciudad en enero del citado año obligó a desalojar la iglesia de la Purísima Concepción, que a día de hoy se halla en proceso de restauración.
Merece ser destacada la sillería del coro, tallada en madera en la que se reproducen las caras de Jesús, María y el Espíritu Santo además de los doce apóstoles.
De gran belleza los retablos que aún se conservan (existe constancia que hubo más en épocas pasadas), y que fueron costeados en algunos casos por particulares y través de suscripciones populares.
Imágenes de la Virgen bajo distintas advocaciones: Inmaculada Concepción, del Carmen, de los Desamparados, de Montserrat, del Pilar, etc. así como santos y santas que concitan a multitud de melillenses que buscan su amparo y protección. Mención especial para la talla de Jesús Cautivo en el Altar del Perpetuo Socorro, cuyo pie desgastado por el suave roce de los dedos de quienes acuden en busca de su ayuda y le imploran su Divina Intercesión. Similar es lo que ocurre con el Cristo de la Paz y la Soledad de Nuestra Señora, ubicados en el baptisterio muy visitados por sus fieles devotos.
Plaza de España de Melilla
Planificada cómo el Proyecto de Urbanización de la Puerta de Santa Bárbara en 1910 por José de la Gándara y aprobado , en enero de 1911 Alfonso XIII inició el derribo de las murallas del campo, el 11 de abril se derriba la torre de Santa Bárbara y en junio de 1912 la Junta de Arbitrios le otorgó el nombre de Plaza de España. Aprobado el proyecto el 18 de enero de 1913 por el Presidente de la Junta de Arbitrios general José Villalba Riquelme, se empieza a construir el 22 de abril del mismo año , proceso que concluyó el 23 de enero de 1914 con la inauguración de la bella plaza por el mismo general Villalba.
La plaza consiste en una rotonda de ochenta metros de radio. Cuenta con tres anillos de paseos y dos jardines intercalados, situándose en su centro el Monumento a los Héroes y Mártires de las Campañas.
Plaza de Toros de Melilla
Construida en 1947 siendo alcalde de Melilla Rafael Alvarez Claro, la plaza de toros de Melilla ha sido recientemente se ha restaurada. Es una construcción muy hermosa que fue bautizada por el conocido periodista Gregorio Corrochano como “La Mezquita del toreo”.
El día de su inauguración, seis de septiembre de 1947, estaba previsto que torease Manolete, días después de hacerlo en la plaza de Linares, que fue donde encontró la muerte. Así que el cartel fue Domingo Ortega, Rafael Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana”, Luis Miguel “Dominguín» y Agustín Parra “Parrita”, quienes lidiaron ocho toros de Santa Coloma.
Antes de la Mezquita hubo cuatro plazas en Melilla. Una primera en terrenos de la Alcazaba que se inauguró en 1892.
En 1900 se construyó en el barrio de Triana una primera plaza de obra en la que se dieron novilladas con picadores y festivales en honor a Alfonso XIII y a la Cruz Roja. En 1909 se destinó a Cuartel de Artillería.
En 1923 se improvisó una plaza de madera en la Hípica en la que actuó, entre otros, Vicente Pastor.
En 1924, con el apoyo de José Sanjurjo, comandante general de Melilla, se construyó otra plaza en los mismos terrenos con capacidad para 4000 espectadores y que se mantuvo durante 11 años. Fue la época de mayor esplendor dándose corridas o novilladas casi todos los Domingos.Fue inaugurada por Antonio Cañero, rejoneador e Ignacio Sánchez Mejías y “Maera” con ganado de Murube. En ella actuaron casi todas las figuras (Dominguín Padre, Nicanor Villalta, Fortuna, Juan Belmonte, Marcial Lalanda, Domingo Ortega …).
En 1933 se intentó construir un coso bajo proyecto del arquitecto Enrique Nieto pero razones políticas dieron al traste con la idea.
Los espacios y recorridos relacionados con las Fiestas Patronales en honor a la Virgen de la Victoria han sufrido una evolución en paralelo a la propia expansión urbanística de la ciudad de Melilla; de nuevo, la prensa de la época nos informa sobre la ubicación de los festejos populares, las verbenas y las casetas de la feria que van pasando de una ubicación a principios del siglo XX en las calles del barrio intramuros del Mantelete en paralelo al Muro X y el puerto, y posteriormente se trasladan a la Plaza de España, avenida de Alfonso XIII y Parque Hernández, para décadas después ubicarse el real de la feria, las casetas, dentro del parque Hernández, los puestos de comida y de venta ambulante en la paralela Calle Teniente Coronel Seguí (actualmente Avenida de la Democracia), mientras que las atracciones y otras casetas de la feria (tómbolas, juegos, etc) se ubicaron en la plaza de España.
Desde principios del presente siglo la feria se trasladó a la explanada multifuncional de San Lorenzo concentrando tanto las casetas como las atracciones y puestos ambulantes.
En cuanto a los actos religiosos; en los primeros años del siglo XX, se concentraban en la iglesia del pueblo donde se oficiaba una misa de acción de gracias a la Patrona de Melilla; la procesión parece ser que se inició a partir de los años 40 del siglo pasado por las calles del centro de la ciudad. Actualmente la patrona procesiona desde la iglesia del Sagrado Corazón, baja por la calle de Ejército Español, para llegar a la Plaza de España y subir la Avenida de Juan Carlos I cerrando el recorrido en la parte superior de la misma regresando al templo sede de la vicaría melillense.
La documentación consultada en el Archivo Histórico Municipal nos hace algunas referencias al respecto:
Estas cartas reflejan la organización de funciones religiosas y otros eventos en honor a la Virgen de la Victoria, incluyendo la instalación de casetas y la decoración de altares. Las celebraciones parecen ser una tradición anual con la participación de diversas autoridades y la comunidad.
Archivo General de Melilla AGML:
Archivo Fotográfico Municipal
344 ACTUACIÓN DE VARIEDADES EN EL PARQUE DE RECREOS CON MOTIVO DE LOS FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1945
4006 DESFILE DE CARROZAS CON MOTIVO DE LOS FESTEJOS DE LA CIUDAD
4008 DESFILE DE CARROZAS CON MOTIVO DE LOS FESTEJOS DE LA CIUDAD
4009 DESFILE DE CARROZAS CON MOTIVO DE LOS FESTEJOS DE LA CIUDAD
4010 DESFILE DE CARROZAS CON MOTIVO DE LOS FESTEJOS DE LA CIUDAD
4011 DESFILE DE DISFRACES CON MOTIVO DE LOS FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1953
4012 DESFILE DE DISFRACES CON MOTIVO DE LOS FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1953
4014 DESFILE DE DISFRACES CON MOTIVO DE LOS FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1953
4017 DESFILE DE GIGANTES Y CABEZUDOS CON MOTIVO DE LOS FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1953
4018 DESFILE DE JINETES ATAVIADOS. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1953
4019 DESFILE DE JINETES ATAVIADOS. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1953
4020 DESFILE DE JINETES ATAVIADOS. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1953
4021 DESFILE DE JINETES DISFRAZADOS. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1953
4022 DESFILE DE JINETES DISFRAZADOS. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1953
4023 DESFILE DE JINETES DISFRAZADOS. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1953
4299 REPRESENTACIONES TEATRALES. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1965
4300 REPRESENTACIONES TEATRALES EN EL HALL DEL AYUNTAMIENTO. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1954
4302 DESFILE DE CARROZAS. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1954
4303 DESFILE DE CARROZAS. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1954
4479 FESTEJOS DE LA CIUDAD CON MOTIVO DE LA FESTIVIDAD DE NUESTRA SEÑORA DE LA VICTORIA, PATRONA DE LA CIUDAD. 1948
1896 DISCURSO DEL ALCALDE REQUENA CAÑONES EN EL PREGÓN DE LAS FIESTAS DE SEPTIEMBRE. 1956
1897 PREGÓN DE LAS FIESTAS DE LA CIUDAD, POR LUIS DE SOSA, CATEDRÁTICO DE LA UNIVERSIDAD DE GRANADA. 1956
1910 TRAJES DE LUCES Y MANTILLAS EN LA CORRIDA DE TOROS CELEBRADA CON MOTIVO DE LOS FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1956
1912 ACTUACIÓN DEL BALLET DE PILAR LÓPEZ. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1956
1914 ACTUACIÓN DEL BALLET DE PILAR LÓPEZ. PLAZA DE TOROS. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1956
1935 ACTUACIÓN DE LA SOPRANO PILAR LORENGÁR. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1956
1938 ACTUACIÓN DE LA SOPRANO PILAR LORENGÁR. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1956
1986 CENA DE GALA EN EL CLUB MARÍTIMO. REPARTO DE TROFEOS A LOS VENCEDORES DE LAS PRUEBAS NAÚTICAS. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1956
1989 CENA DE GALA EN EL CLUB MARÍTIMO. REPARTO DE TROFEOS A LOS VENCEDORES DE LAS PRUEBAS NAÚTICAS. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1956
1997 CENA DE GALA EN EL AYUNTAMIENTO. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1956
921 CASETA MUNICIPAL. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1944
922 GIGANTES Y CABEZUDOS. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1944
924 AVENIDA DEL GENERALÍSIMO ILUMINADA. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1944
928 ESCENARIO INSTALADO EN EL PARQUE DE ESPECTÁCULOS. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1944
929 CONCURSO HÍPICO. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1944
939 IMPOSICIÓN DE CONDECORACIONES EN LA CENA DE GALA CON MOTIVO DE LA INAUGURACIÓN DE LA CASETA MUNICIPAL “CORTIJO DE LOS GATOS”. 1944
940 CARROZA DEL AYUNTAMIENTO. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1944
944 CARROZA DEL AYUNTAMIENTO. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1944
945 CARROZA PRESENTADA POR EL PARQUE DE ARTILLERÍA. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1944
946 CARROZA DEL EJÉRCITO. FESTEJOS DE LA CIUDAD. 1944
1234 PUESTO DE FERIA EN LA PLAZA DE ESPAÑA. 1912? 4314 BATALLA DE LAS FLORES EN LA CALLE ALFONSO XIII CON MOTIVO DE LAS FIESTAS DE LA CIUDAD. 1912
4893 LA AVENIDA ALFONSO XII UN DÍA DE VERBENA Y FUEGOS ARTIFICIALES. 1918 14562 MELILLA. FESTEJOS DE 1912. REGATAS
14563 MELILLA. FIESTAS. 1912. CARROZA DEL CÍRCULO MERCANTIL
4025 DESFILE DE JINETES ATAVIADOS. FESTEJOS DE LA CIUDAD
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https://feriademelilla.es/
https://patrimonioculturalmelillense.blogspot.com/
https://fundacionmelillamonumental.es/
https://playmelilla.es/ Término de búsqueda: ‘Feria’
Arquitectura de Melilla
https://www.portaltaurino.net/enciclopedia/doku.php/plaza_de_melilla
Los orígenes, evolución y revitalización de la Feria de Melilla. Entrevista a Jose Juan Imbroda en recuerdo de su padre.
Congregación de Ntra. Sra. de la Victoria